Cuando la arquitectura se convierte en relato | El universo visual de la arquitecta Johana Mendoza Rodríguez
- Arq. Valentina Martin

- 23 nov.
- 4 Min. de lectura
AUTOR: Valentina Martin Millán
Apasionada por la arquitectura, la ilustración y la naturaleza. Buscando construir un mundo más sensible para todos los seres vivos.


Desde Quito hacia el mundo, Johana Mendoza Rodríguez ha construido una trayectoria que mezcla precisión técnica y sensibilidad artística. Arquitecta de formación e ilustradora por vocación, su obra transforma edificios en relatos visuales: escenas que respiran, que evocan memoria y que invitan a soñar.

Su estilo ha capturado la atención internacional gracias a una propuesta que no se queda en lo académico, sino que se atreve a humanizar la arquitectura con un trazo cargado de emoción. En una de sus series más comentadas, Johana integra personajes icónicos de Disney en edificios reconocidos, un gesto que conecta generaciones y lenguajes visuales distintos, logrando que la arquitectura dialogue con la memoria colectiva.
Graduada de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE), Johana ha trabajado en firmas reconocidas del sector y actualmente forma parte de Olson Kundig, un estudio de prestigio internacional en Estados Unidos. Allí sigue alimentando esa dualidad entre el rigor técnico y la libertad creativa que define su práctica.

En conversación con nosotros, Johana compartió detalles íntimos sobre su proceso, su historia y su visión:
“La arquitectura no es solo estructura: es relato”
- ¿Cómo nace tu amor por la arquitectura y la ilustración?
El dibujo llegó primero. Desde niña pasaba horas inventando mundos, dibujando en las paredes, construyendo maquetas con cartón. Sin darme cuenta, ya estaba explorando lo que después sería mi vocación. Con el tiempo, descubrí en la arquitectura el conocimiento técnico para profundizar en esa fascinación por los espacios y su relación con las personas. La ilustración, en cambio, me dio la libertad de narrar y experimentar sin límites. Entendí que no tenía que elegir entre uno u otro, sino que podía combinarlos: la solidez de la arquitectura y la poesía del arte.

Un proceso entre técnica y emoción
- ¿Cómo es tu proceso creativo desde cero hasta la publicación de una ilustración?

Siempre empiezo investigando: recolecto planos, fotografías, referencias históricas y relatos relacionados con el edificio o espacio. Después hago bocetos a mano o exploro distintas perspectivas a partir de una fotografía. Cuando ya tengo la base, paso al entorno digital, donde juego con paletas de color, luces y atmósferas. Normalmente hago varias versiones hasta llegar a una imagen que no solo represente fielmente la arquitectura, sino que también la humanice y le dé un carácter emocional. El último paso es compartirla, ya sea en redes o en medios especializados, donde cobra vida a través de la reacción del público.
- ¿Qué herramientas utilizas?
Trabajo en digital con una tableta gráfica y programas como Illustrator y Procreate, que me permiten experimentar con texturas, luz y color de forma más controlada.
- ¿Has estudiado arte o alguna disciplina relacionada?
Mi formación principal es en arquitectura, graduada de la PUCE (Pontificia Universidad Católica del Ecuador), pero siempre la he complementado con cursos y talleres de dibujo, ilustración y medios digitales. Considero que el aprendizaje artístico es constante, y me mantengo en formación continua, explorando nuevas técnicas.
Arquitectura, personajes y universos narrativos

- Tus ilustraciones con personajes de Disney han sido muy comentadas. ¿Piensas en crear tus propios personajes en algún momento?
Sí, absolutamente. Me apasiona cómo los personajes dialogan con la arquitectura y generan historias más ricas. Por ahora los de Disney me han permitido conectar con un público amplio, pero a futuro quiero desarrollar personajes propios. Sería una manera de crear un universo narrativo original, que dialogue con la arquitectura desde un lenguaje único y personal.
Entre el estudio de arquitectura y la ilustración

- ¿Te gustaría dedicarte únicamente a la ilustración?
La ilustración es mi pasión, pero no quiero desligarla de la arquitectura. Me interesa seguir en ambos campos porque se retroalimentan: la práctica arquitectónica me mantiene conectada con la realidad técnica y constructiva, mientras que la ilustración me da libertad creativa. Mi ideal es mantener esa dualidad y llevar la ilustración a un nivel cada vez más internacional.
- ¿Te encuentras en tu firma soñada?
Actualmente soy parte de Olson Kundig, una firma que admiro profundamente. Ha sido un sueño alcanzado, pero sigo abierta a lo que el futuro traiga: colaboraciones con estudios internacionales que me permitan expandir mi visión artística y arquitectónica.
Consejos para quienes empiezan
- ¿Qué le recomendarías a jóvenes ilustradores o arquitectos que quieren seguir un camino similar?

Que no tengan miedo de explorar su propia voz visual. La técnica es importante, pero más aún lo es desarrollar un estilo propio. También les diría que compartan su trabajo, incluso si sienten que no está perfecto, porque el diálogo con el público es parte del crecimiento. Y, sobre todo, que sean pacientes y constantes: una trayectoria sólida se construye paso a paso.
Hoy, Johana Mendoza Rodríguez es una creadora que equilibra el rigor arquitectónico con la sensibilidad poética. Sus ilustraciones no solo embellecen, sino que preservan memorias y abren diálogos entre generaciones y culturas. Desde Quito al mundo, su trazo ya ocupa un lugar en la cartografía visual de la arquitectura contemporánea.
Si quieres conocer más de su trabajo y seguir de cerca su trayectoria, puedes encontrarla en Instagram como @joha_mendoza_r.





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