Un Refugio Contemporáneo en León | Casa Gálvez de Estudio Villagálvez
- Arq. Pablo Vazquez
- hace 59 minutos
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Autor: Pablo Vazquez.
Amante de descubrir nuevos lugares y adicto al trabajo, en resumen, un arquitecto.
Proyecto: Casa Gálvez.
Arquitectos: Estudio Villagálvez.
Año Proyecto: 2025.
Ubicación: León, Guanajuato, México.
Área: 230.00 m2.
Fotografías: Jorge Succar.
Paisajismo: Latika paisajismo.
Proveedores: Interceramic, Cemex, Unik.
En medio del dinamismo urbano de León, Guanajuato, surge una vivienda que elige el sosiego sobre el ruido, la sombra sobre el exceso, y la contemplación sobre la inmediatez. Casa Gálvez, diseñada por Estudio Villagálvez bajo la dirección de Christian Mauricio Villanueva Gálvez, se erige como una respuesta arquitectónica a un contexto saturado, donde el paisaje verde —escaso pero esencial— se convierte en el punto de partida de una narrativa espacial profundamente humana.
“La arquitectura no debe imponerse al entorno, sino dialogar con él”,
Podría resumir la filosofía detrás de este proyecto de 230 m², que transforma las condiciones del sitio en virtud: la proximidad de una zona industrial se equilibra con el respiro que ofrece una franja de vegetación madura, dominada por un tabachín y un eucalipto que no solo acompañan la construcción, sino que la definen.

El árbol como Arquitectura

Desde el primer acercamiento, el tabachín se convierte en el verdadero protagonista. No es solo vegetación: es umbral, guía y símbolo. Su presencia marca el inicio del recorrido, un tránsito entre lo natural y lo construido.
Bajo su sombra comienza la experiencia de acceso, que atraviesa un zaguán contemporáneo, donde el concreto aparente y un óculo circular en la losa filtran la luz de forma teatral, recortando las sombras del follaje sobre las superficies grises.
Este espacio funciona como preludio y pausa: un umbral entre el exterior urbano y el universo íntimo de la vivienda. Aquí, la arquitectura se revela por capas, se deja descubrir lentamente a través de la luz, los reflejos y los silencios materiales.
La troje suspendida: memoria y modernidad
El corazón del proyecto es una reinterpretación contemporánea de la troje mexicana, aquella estructura rural que simbolizaba resguardo, comunidad y cosecha. En Casa Gálvez, la troje se transforma en un volumen suspendido que alberga la zona social del hogar: cocina y comedor en planta baja, y una sala de televisión y estudio en el nivel superior.
Este gesto no solo genera una relación visual entre los niveles, sino que promueve la convivencia, permitiendo que la vida doméstica transcurra en un espacio continuo, dinámico y luminoso.

El uso de la madera natural como material principal otorga calidez y textura al conjunto, contrastando con la austeridad del concreto aparente y la sobriedad del entorno urbano.Así, la “troje suspendida” no es solo un elemento formal, sino una metáfora del hogar contemporáneo: aquel que protege sin aislar, que se abre sin exponerse, y que encuentra en la luz y la materia una forma de habitar poética.
El patio como corazón bioclimático

Como en muchas casas del Bajío, el patio central se convierte en el alma de la vivienda. Su función trasciende lo estético: actúa como pulmón térmico y emocional, favoreciendo la ventilación cruzada, el control solar y la conexión directa con el paisaje.
Sus muros de tonalidades cálidas protegen la intimidad del interior, pero su apertura superior permite que las copas del tabachín y el eucalipto dominen la vista.
Desde cualquier punto, la naturaleza se filtra: en reflejos, sombras, aromas y sonidos. El resultado es un microclima emocional, donde el tiempo parece ralentizarse y el habitar se vuelve contemplativo.

Volúmenes que dialogan


La composición de Casa Gálvez responde a una lógica de equilibrio entre lo masivo y lo ligero, lo cerrado y lo abierto. Se estructura en tres cuerpos principales:
El volumen de acceso, íntimo y ceremonial, que establece el tono material y lumínico de la vivienda.
El volumen social, amplio y generoso, donde la doble altura articula la vida colectiva y la relación visual entre niveles.
El volumen privado, más compacto y vertical, que alberga habitaciones, servicios y zonas de descanso.
Estos tres cuerpos se conectan mediante líneas suaves, patios intermedios y texturas terrosas que difuminan los límites entre arquitectura y paisaje. El uso de materiales naturales —concreto, madera, piedra y vegetación— refuerza una estética atemporal, donde la casa no busca destacar por contraste, sino pertenecer con serenidad al sitio.
Materialidad y atmósfera

Cada superficie de Casa Gálvez ha sido pensada para envejecer con dignidad, para permitir que el tiempo dialogue con los materiales.El concreto aparente conserva la memoria del encofrado; la madera cambia de tonalidad con la luz y las estaciones; los patios recogen el sonido del viento y la lluvia.La atmósfera resultante es honesta, táctil y emocional, una experiencia sensorial que devuelve al habitar su dimensión más humana.
Habitar con calma


En tiempos donde la vivienda tiende al exceso o a la repetición, Casa Gálvez se presenta como un manifiesto de calma. Una casa que no busca impresionar, sino acompañar; que no grita, sino susurra; que encuentra en lo cotidiano —en una sombra, una corriente de aire o un reflejo de luz— su verdadera belleza.
Más que una obra construida, es una reflexión sobre cómo habitar mejor con menos, sobre la posibilidad de redescubrir lo esencial en medio de la densidad urbana. Casa Gálvez recuerda que la arquitectura no siempre necesita innovar para transformar; a veces, basta con escuchar al entorno, a la memoria y a la luz.























