Brutalismo Elevado | Tribunal de Cuentas de Oficina Croce Aflalo y Gasperini
- Arq. Henry Loarte
- 10 jun
- 4 Min. de lectura
Autor: Henry Loarte
He llegado a ver la arquitectura no solo como un arte, sino como una poderosa forma de comunicación que trasciende el espacio y el tiempo

OBRA: Tribunal de Cuentas
ARQUITECTOS: Oficina Croce Aflalo y Gasperini
FOTOGRAFIA: Aflalo & Gasperini arquitectos
UBICACIÓN: São Paulo, Brasil.
AÑO: 1970
ÁREA: 8,900 m2

El edificio del Tribunal de Cuentas del Municipio de São Paulo (TCMSP), concebido por el renombrado estudio Croce, Aflalo & Gasperini, conformado por los arquitectos Gian Carlo Gasperini, Plínio Croce y Roberto Aflalo, fue proyectado en 1970 con una clara vocación institucional. Esta obra se ha consolidado como una de las más emblemáticas de la arquitectura brutalista brasileña y un referente clave del brutalismo en América Latina, destacando por su monumentalidad formal y su audaz estructura elevada. El estilo brutalista, caracterizado por su honestidad estructural y ausencia de ornamentos, se manifiesta en esta obra mediante formas geométricas rotundas y macizas, con el uso predominante del concreto armado expuesto, una estética que transmite firmeza, racionalidad y permanencia.
La construcción del edificio se inició en 1971 y finalizó en 1976, abarcando una superficie construida de 8.900 metros cuadrados distribuidos en tres niveles. Esta edificación se desarrolló en el contexto del régimen militar brasileño, lo que añade un componente simbólico a su arquitectura: se erige como una manifestación de libertad formal y artística en una época marcada por la represión política. En este sentido, la arquitectura del TCMSP trasciende su función administrativa, proyectando también un discurso de resistencia estética y autonomía profesional.

El concepto arquitectónico adoptado subraya la función simbólica de la Corte como organismo de fiscalización del poder público. Para ello, se decidió aislar el volumen del edificio del terreno mediante su elevación a diez metros sobre el nivel del suelo. Esta solución crea un espacio abierto y accesible en planta baja que establece un diálogo visual y físico con el entorno inmediato, especialmente con el Parque Ibirapuera, generando una continuidad urbana que favorece la interacción ciudadana y democratiza el uso del suelo.

El edificio, de 70 metros de longitud, se apoya en cuatro grandes núcleos estructurales que albergan la circulación vertical. Estos núcleos permiten resolver impresionantes voladizos de 17 metros en cada extremo del volumen principal. Tal resolución estructural fue posible gracias a la utilización de vigas de concreto armado de hasta seis metros de altura, un recurso que refuerza la monumentalidad de la obra. La decisión de elevar el volumen principal mediante apoyos mínimos no solo genera una imagen de ligereza y equilibrio, sino que además maximiza la funcionalidad del terreno y preserva la percepción del paisaje.

La estructura, austera y expresiva, responde a los principios del brutalismo paulista, una corriente liderada por João Batista Vilanova Artigas que reivindicaba la estructura como generadora del espacio arquitectónico. Esta escuela promovía el uso del concreto armado visto, el respeto por la técnica constructiva y la creación de espacios colectivos y democráticos. En este marco, el TCMSP se alinea con otras obras paradigmáticas del movimiento como el Museo de Arte de São Paulo (MASP) de Lina Bo Bardi y la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de São Paulo (FAU-USP), integrándose así a una constelación de hitos arquitectónicos que definieron la identidad urbana y cultural de São Paulo durante la segunda mitad del siglo XX.

La volumetría del edificio, su estructura elevada, y la explanada abierta en la planta baja generan una relación directa entre la arquitectura y el espacio público. Este gesto arquitectónico no solo responde a una necesidad funcional, sino que también opera como una declaración de principios sobre la transparencia y el acceso a las instituciones del Estado. La transparencia simbólica que evoca el diseño arquitectónico del TCMSP resulta particularmente significativa en el contexto histórico de su construcción, donde la opacidad del régimen militar contrastaba con el ideal democrático representado por la forma arquitectónica.
Desde su inauguración, el edificio ha sido objeto de múltiples estudios y debates académicos que analizan su valor arquitectónico, su solución estructural innovadora y su integración al paisaje urbano de São Paulo. Su conservación en excelente estado hasta la actualidad y su baja descaracterización lo convierten en un ejemplo sobresaliente de sostenibilidad arquitectónica a largo plazo, tanto en términos constructivos como patrimoniales.

Más allá de su relevancia formal, esta obra ha sido fundamental en la consolidación del lenguaje brutalista en Brasil y se ha transformado en un referente ineludible para las nuevas generaciones de arquitectos interesados en explorar las relaciones entre estructura, espacio público y función cívica. Lejos de constituir solo un logro técnico o estético, el Tribunal de Cuentas del Municipio de São Paulo expresa, a través de su arquitectura, una poderosa síntesis de valores sociales, políticos y culturales profundamente arraigados en su contexto histórico.
El edificio del Tribunal de Cuentas del Municipio de São Paulo constituye una de las manifestaciones más elocuentes y representativas del brutalismo latinoamericano. Su arquitectura articula de manera ejemplar los valores de transparencia institucional, innovación estructural y compromiso urbano, todo ello enmarcado en un contexto político de represión que resalta, paradójicamente, la libertad expresiva alcanzada por sus autores. La obra trasciende el objeto arquitectónico para convertirse en un símbolo del potencial de la arquitectura como herramienta de diálogo social y político. La racionalidad formal, la monumentalidad estructural y el respeto por el entorno urbano hacen de este edificio no solo un hito del brutalismo paulista, sino también un referente continental en la reflexión sobre el espacio público, la función cívica y la ética proyectual.

Invitamos a los lectores y profesionales del campo de la arquitectura, el urbanismo y las ciencias sociales a profundizar en el estudio de esta obra, reconociéndola como parte integral del patrimonio moderno brasileño y latinoamericano. Asimismo, sugerimos su incorporación en itinerarios pedagógicos, exposiciones y publicaciones que promuevan la valoración del legado brutalista, tanto desde una perspectiva técnica como desde su dimensión cultural y simbólica.
Les animamos también a explorar esta edición especial dedicada a la arquitectura brutalista latinoamericana, donde se reúnen investigaciones, ensayos y estudios de caso que permiten comprender la riqueza y diversidad de este movimiento en la región. Este artículo forma parte de ese recorrido, y esperamos que motive al lector a redescubrir el brutalismo no solo como un lenguaje formal, sino como una arquitectura de convicciones y resistencia.
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