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El Brutalismo como Refugio de la Memoria | Biblioteca Nacional Mariano Moreno

Amante de descubrir nuevos lugares y adicto al trabajo, en resumen, un arquitecto.

PROYECTO: Biblioteca Nacional Mariano Moreno.

ARQUITECTO: Clorindo Testa, Francisco Bullrich y Alicia Cazzaniga.

UBICACIÓN: Barrio de Recoleta en Buenos Aires.

AÑO: 1993.

M2: 5.402,45 m2 aprox.


Me gustaría comenzar este artículo preguntándote:

¿Qué hace que un edificio se convierta en hito?


Tal vez hayas respondido que, por su escala o tamaño, o su aportación a la función pública o urbana que pueda tener en la ciudad. Incluso si mencionaste que el tiempo y la historia que puede cargar consigo no lo es. A veces, es su aura de misterio, la sensación de que bajo cada placa de concreto late algo que no fue dicho del todo. Y es en pleno corazón de Recoleta, donde la ciudad parece respirar con elegancia europea, una estructura desafía todo lo que la rodea: la Biblioteca Nacional Mariano Moreno.


Elevada sobre columnas titánicas, suspendida como una nave brutalista flotando sobre el vacío, esta mole de hormigón guarda no solo millones de volúmenes, sino también las capas de historia, silencio y poder. Algunos la ama n, otros la esquivan; para muchos, sigue siendo un enigma sin resolver.


¿Qué se esconde bajo sus cimientos? ¿Por qué su construcción tomó tres décadas? ¿Qué gestos políticos e ideológicos se imprimieron en su forma?


Este no es solo un recorrido cronológico por una obra maestra de la arquitectura latinoamericana: es una excavación profunda en la memoria construida del país. Porque allí donde hubo una residencia presidencial, hoy se alza una fortaleza del saber. Y nada de eso fue casual.


2. Origen institucional: la biblioteca sin edificio propio (1810–1960)


Fundada en 1810 por Mariano Moreno, la Biblioteca Pública de Buenos Aires fue una de las primeras instituciones de la naciente nación argentina. Sin embargo, durante más de 150 años no tuvo un edificio propio. Funcionó en espacios prestados, primero en el Cabildo, luego en la Manzana de las Luces, el Colegio de San Carlos, e incluso en el edificio de la calle México 564, donde alguna vez vivió Jorge Luis Borges mientras fue su director.


Esta situación precaria contrastaba con la riqueza de su acervo, que desde los años 30 crecía de manera sistemática y desborda los espacios disponibles.


3. El proyecto moderno: concurso, decisión y ruptura (1961–1962)


En 1961 se lanza un concurso nacional para construir la Biblioteca Nacional. La sede proyectada debía estar a la altura de una institución central para el pensamiento argentino. El sitio elegido: los terrenos de la antigua residencia presidencial, conocida como la “casa Unzué”, demolida tras el derrocamiento de Perón en 1955.


El equipo ganador —Clorindo Testa, Francisco Bullrich y Alicia Cazzaniga— propuso un diseño profundamente innovador: una gigantesca plataforma elevada sobre columnas, liberando la planta baja como espacio público. Esta decisión, radical en la época, rompía con la tipología clásica de biblioteca-palacio, para proponer un “mirador cultural” sobre la ciudad.


4. Una obra interrumpida: dictaduras, crisis y abandono (1962–1992)


Pese a haber ganado el concurso en 1962, las obras no comenzaron sino hasta 1971, y sufrieron innumerables interrupciones por razones presupuestarias, políticas y sociales. La dictadura de Onganía primero, y luego el golpe de 1976, afectaron el ritmo y la filosofía del proyecto.


Durante décadas, el esqueleto brutalista de la Biblioteca quedó a medio terminar, generando controversia: para algunos era símbolo del fracaso estatal; para otros, una promesa en espera.


Recién en 1992 —bajo la presidencia de Carlos Menem— el edificio fue finalmente inaugurado, aunque con adaptaciones al diseño original y sin haber concluido totalmente sus espacios subterráneos.


5. Arquitectura y programa: un brutalismo al servicio de la ciudad


El edificio funciona como una enorme plataforma elevada sobre pilares de concreto. La planta baja está liberada, pensada como un paseo cívico. Encima, una gran “nave” aloja las salas de lectura, exposiciones y oficinas.


Lo más audaz del diseño es invisible para muchos: los depósitos de libros están enterrados en el subsuelo, como si el conocimiento se conservará bajo tierra, protegido, mientras la lectura —la experiencia viva del saber— se eleva hacia la luz.


Este gesto —elevar lo público, enterrar lo archivado— es una operación conceptual y arquitectónica brillante. Testa y su equipo diseñaron un edificio que no solo cumple su función, sino que la narra espacialmente.


6. Controversias, deterioro y revalorización


Durante los años posteriores a su inauguración, la Biblioteca sufrió falta de mantenimiento, discusiones sobre su utilidad real y críticas sobre su “inhabitabilidad” o su “hostilidad formal”.


Sin embargo, con el tiempo, el edificio fue ganando reconocimiento. Fue declarado Monumento Histórico Nacional y es estudiado en facultades de arquitectura de todo el mundo. Hoy, se lo reconoce como una de las grandes obras del brutalismo latinoamericano, junto al Ministerio de Educación en Brasilia o la Universidad Central de Venezuela.


7. Una memoria enterrada: el secreto bajo la biblioteca


El subsuelo de la Biblioteca —además de albergar los depósitos— esconde otro tipo de memoria: los restos del antiguo edificio Unzué, símbolo del poder peronista, y luego de su caída.


La decisión de construir allí no fue inocente: se trató de una operación política de “borramiento”, luego reinterpretada como una oportunidad para resemantizar el sitio.

Hoy, el edificio no sólo conserva libros: conserva capas de historia, tensiones ideológicas, y una sensibilidad arquitectónica que se atrevió a desafiar el canon.


La Biblioteca Nacional Mariano Moreno es más que un edificio brutalista. Es una declaración de principios: sobre cómo deben pensarse los espacios del saber, cómo debe articularse la arquitectura con la ciudad, y cómo un gesto formal puede condensar décadas de conflicto, pensamiento y memoria.


Pese a sus dificultades, es una obra viva, que sigue desafiando a quienes la recorren, que invita a mirar desde lo alto... y a bucear en las profundidades de su historia.

“Un edificio que entierra la memoria y eleva el pensamiento. Eso queríamos hacer.”
— Clorindo Testa

¿Conocías la historia detrás de esta biblioteca monumental? ¿La has visitado? Sigue leyendo el resto de los artículos de la edición.

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